jueves, 11 de septiembre de 2008

Tic, tac, tic, tac


Es una sensación extraña. Son las 21:10 del jueves 11 de septiembre. Hoy es la Diada de Catalunya, pero estoy en el trabajo, quemando la última hora de mi jornada laboral. Una jornada que ha empezado muy pronto y que acabará tarde. No obstante, es algo habitual en mi vida, días de mucho trabajo, de ir de aquí para allá, de llegar a casa a las tantas. Pero a la vez, de satisfacción. Porque me gusta mi trabajo, lo disfruto.
Pero dentro de 5 días tomo el tren que dará un giro a mi vida. Cambio de ciudad, y como ante todo cambio tengo mis ilusiones y mis temores. Son mayores los primeros que los segundos, aunque es inevitable pararte a pensar en lo que me depara desde el próximo 16 de septiembre.
No me voy muy lejos, no me voy solo, no me desvinculo del todo de mi trabajo. Pero será diferente. Dejo atrás muchas cosas que echaré de menos, muchas que espero mantener, otras que se perderán por el túnel del tiempo y otras que ganaré. No es una despedida, es un hasta pronto. Nos vemos por cualquier rincón de este ancho mundo.