martes, 18 de marzo de 2008

Cambios

Hacía tiempo que no tenía uno de estos días tan raros. Esos en los que no puedes evitar tumbarte en la cama y pensar. Y precisamente no te paras a analizar el porqué de cosas estúpidas, no. Siempre acabas pensando en cosas chungas y que te complican un poco más el sueño.

Hoy me he puestoel pijama, he abierto la cama, he colocado la almohada y me he puesto a pensar. Y hacerlo a partir de las 00:00 horas nunca puede ser bueno. Y hoy me ha dado por creer que necesito un cambio en mi vida ya.

Y me han venido a la cabeza todos esos sandwich del desayuno, los mismos que cada día; los mismos kilómetros que recorrer en moto, las mismas claves para entrar al mismo ordenador del trabajo, los mismos minutos que tengo que apurar al día para comer, las mismas páginas de Internet que consultar, el mismo programa de radio que escuchar...

Pero a pesar de ello me he dado cuenta que siempre he estado cambiando, sin estar en un lugar fijo donde quedarme, con una mano a la que agarrarme, con un sonido con el que despertarme. Mi vida siempre ha estado llena de cambios, y hace poco volvió a haber otro bastante importante que me desubicó un poco. Pero lo cierto es que no me dan miedo los cambios. Me da miedo que no vuelva a haber más. Me da pánico acomodarme a un trabajo, saber lo que voy a hacer dentro de un mes, quién me va a acompañar una tarde en un café o qué voy a tener que planear.

Todo esto me ha hecho pensar que lo primero que voy a hacer mañana es cambiar el sandwich por una taza de leche con cereales...

jueves, 6 de marzo de 2008

¡Menuda semana! ¿Hacia qué lado caigo?


Todavía no ha acabado, pero no quiero más emociones fuertes. Ya si eso lo dejamos para la siguiente, si puede ser claro. Pero es que en realidad comenzó el pasado viernes. Me disponía a volver al trabajo después de la hora de la comida y me encontré al lado de mi casa a una persona muy especial. Fue más bien un 2x1, aunque todavía se esconda y no sepamos si llamarle él o ella. Sólo deseo que vea la luz con salud y mucha fortuna, que se lo merecen todos.

Esa misma noche, celebración de nuestros 23 en la Llar del Filador. De allí ya salimos bien entonaos, ¿eh Antonio? Una vez más, gracias a todos por vuestra asistencia y vuestras risas. Y es que, aunque la madrugada se nubló un poco, lo pasamos bien.

Un sábado correcto, arrastrando la resaca y saliendo a las tantas por culpa de la semifinal de la Copa del Rey de Voleibol. El domingo tuve un buen disgusto, ya que extravié por culpa de alguna mano que habría que cortar mi mochila donde llevaba mi agenda, el mp3 y los papeles de la moto. Y encima mientras estaba trabajando. Es lo que pasa por confiarse demasiado y dejar la cabina abierta mientras iba a por un agua al descanso del encuentro en Can Peixauet (Santa Coloma de Gramenet). Una me pasa, dos no. Menudo cabreo.

El martes eliminación del Sevilla de la Copa de Europa. Qué lástima coño, cómo sufrí los penalties. Sólo me alegro por Del Nido, pa' que se joda un poquito. Y anoche otro desastre en Europa que no quiero ni mentar. Ahí os lo dejo.

Y hoy, a las pocas horas de que en el trabajo me anunciaran un ascenso (aunque no sea de lo mío, uno se alegra, más que nada porque implica más capacidad económica pa alcanzar la próxima meta); salgo del trabajo en mi moto matriculada en octubre y en el primer semáforo se me lleva un coche por delante. Tranquilos, estoy bien. Mi moto no, y eso es lo que más me jode. El muy cabrón del Audi se pasó un semáforo en rojo en la esquina de Concepción Arenal con Felipe II y encima va y le dice a la Guardia Urbana que he sido yo el que se lo ha pasado en rojo, cuando casi me atropella el coche que iba detrás de mí cuando me ha arrollado. ¡Me cago en el muy hijo de su Santa madre!

Así que con la faena que tenía que hacer, he acabado de pasar el día en el Hospital de San Pablo, haciéndome unas radiografías en el hombro (por suerte solo inflamación) y sin parar de pensar en mi moto. Freno izquierdo roto, espejo izquierdo roto, espejo derecho roto, cuentaquilómetros roto y la carcasa echa añicos por todos lados. No sigo que me caliento...

Pues nada, una de cal y otra de arena.

La frase: con más ganas de afrontar la próxima semana.